jueves, 31 de marzo de 2016



INTERSTELLAR
Impactante, profunda, compleja, emotiva, frenética...

No voy a comparar esta película con otras.

Tampoco voy a conjeturar sobre lo que puede llegar a pensar la gente al verla.

Simplemente os diré que estamos ante una película cargada de emociones. Es ciencia ficción por supuesto, pero el guión te deja satisfecho, tanto que en ningún momento lo cuestionas.

No hay artificios extraños ni inventos raros. La película te atrapa. Sientes que estás ahí, que tú mismo eres el que estás recorriendo la galaxia y al que engullen los agujeros negros.

Consigue emocionar y conmover. Consigue que las casi tres horas lentas se pasen rápido y desees que nunca terminen.

Está cargada de humanidad. De amor padre-hijo, de amor de pareja y de amor a las personas y de la supervivencia de uno mismo.

Le pongo un diez porque a estas alturas pensaba que una película tan larga, tan bien hecha y tan cargada de sentimientos no lograría atraparme... pero lo ha hecho.

Altamente recomendable.

lunes, 21 de marzo de 2016

BORAT

Reconozco que es muy fácil reírse de ciertas cosas, que la mayoría de las bromas de la película son ofensivas, que tiene momentos vomitivos... pero que le voy a hacer si me reí. No es la mejor película del mundo, no es una obra maestra para darle un 10 a la altura de Casablanca, pero en su cometido creo que es una película eficaz. La propia cinta hace que llegue un punto en el que te relajas y comienzan a hacerte gracia situaciones y chistes de los que quizá jamás te habrías reído. A mí por ejemplo el machismo no me provoca mucha simpatía pero en esta película me reí bastante con ello. Creo que han conseguido que por un momento no te tomes en serio las cosas que tanto preocupan hoy a los occidentales y todo ello desde una crítica que no entiende de corrección política ni de límites. 
Lo mejor de todo es que se critica sin prepotencia y quizá lo que menos me ha gustado es la escatología excesiva en algunos momentos (o a lo mejor soy yo que lo mire por donde lo mire estas cosas sí que no me hacen mucha gracia) aunque en alguna que otra escena tiene su punto.
La recomiendo porque tiene chistes memorables y porque el propio personaje es una creación irrepetible. Así que olviden sus prejuicios y pasarán un buen rato.

miércoles, 16 de marzo de 2016



SOY LEYENDA

La primera hora de Soy leyenda, en la que se describen adecuadamente la rutina diaria y el sentimiento de soledad que acompañan al personaje interpretado por Will Smith en un desolado Nueva York, tiene la virtud de generar en el espectador una curiosidad sostenida. La cosa empieza a aflojar cuando los efectos digitales toman las riendas de la narración y la conducen hacia una convencional historia de acción postapocalíptica. Con todo, este segundo segmento aguanta el tipo gracias a la buena resolución y el alto voltaje de sus escenas más adrenalíniticas. Lo verdaderamente irrescatable del filme es el peligroso mensaje final que desprende la historia: cuando la ciencia falla, siempre nos queda la Fe. Resbaladizo eslogan en una sociedad -los actuales EEUU- en la que el puritanismo creacionista está en alza.

martes, 8 de marzo de 2016

SCARY MOVIE

‘Scream’, ‘Sé lo que hicisteis el último verano’, ‘El proyecto de la bruja de Blair’, ‘Matrix’. Son sólo algunas de las víctimas (las principales) del ingenio de los hermanos Wayans, quiénes decidieron allá por el 2000 iniciar una saga, la de ‘Scary movie’, que tendría como objetivo parodiar a las cintas de terror adolescente surgidas a partir de los años 90 (alguna de más atrás). El capital de los Weinstein (sí, los productores de Scream), curiosamente, era el que estaba detrás de tan maquiavélica idea.

No es ninguna gran película, tampoco lo pretende. Sin embargo, sí que es una parodia genial, chisposa y que, como mínimo, garantiza un par de carcajadas de las buenas. Tiene ciertos gags realmente conseguidos. Mis preferidos: la escena inicial (Carmen Electra imitando a Drew Barrymore), cualquiera en el que salga el agente especial Doofy, el rap del asesino, sus fumadas y el washaa, el coche humeante de Shorty, y unos cuantos más. Todo se engloba dentro de un lenguaje zafio y de una teatralidad juvenil que rebosa testosterona y mal gusto a partes iguales (pero me divierte). Un icono de la década, un clásico de mi adolescencia.